Hoy me olvido y dejo a Dios
Que se encargue de mi vida.
Ahora en los oscuros rincones de mi alma,
Su luz comienza a brillar.
Todas mis penas y preocupaciones que he padecido
en la vida se han hecho llevaderas con su ayuda.
El me ha quitado un gran peso de mis hombros
y ha llenado mi corazón de amor.
Los problemas que antes me abrumaran
de pronto me parecen tan insignificantes,
y yo sé que las adversidades diarias de la vida,
con su ayuda, las podré vencer.
Si tienes alguna pena,
OLVIDALA!
y deja que Dios se haga cargo de tu vida.
¡Amén!
Oraciones Católicas - (La Original)
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