Piensa bien en lo que vas a hacer, alma querida; vas a recibir a mi Jesús.
El alma: Sí, Madre mía, lo sé, voy a recibir a Jesús, a aquel mismo Jesús a quien tanto amábais y de quien érais tan amadas.
María: ¿Tienes ya el corazón limpio? ¿Has confesado todos tus pecados? ¿Hay alguna cosa en ti que pueda desagradar a Jesús?
El alma: SI, me he confesado y creo que no tengo pecado alguno en mi conciencia.
María: Bien, hijo mío, así agradas a Jesús y me agradas a Mí. Pero, ¿ya tienes las virtudes necesarias para comulgar?
El alma: ¿Qué virtudes son, Madre mía?
María: Has de amar mucho a Jesús; has de ser obediente, humilde y, sobre todo, pura. Has de comulgar en mi compañía. Recibe a Jesús como le recibí yo.
El alma: Yo deseo tener estas virtudes.
María: Así será buena tu comunión.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo: a un Dios en Tres Personas bendigo y canto.
Amén.
Oraciones Católicas - (LA ORIGINAL)
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